La farmacia asistencial: ofreciendo el máximo valor al paciente

15 de junio de 2022

En los últimos años, se ha registrado un aumento de la prevalencia de las enfermedades crónicas asociada al envejecimiento de la población. En este contexto, la falta de adherencia terapéutica ha demostrado ser una tendencia creciente entre los pacientes crónicos y polimedicados. Sus consecuencias, tanto clínicas como económicas, suponen un gran reto sociosanitario asociado a la disminución de la calidad de vida.

Este cambio de paradigma, requiere avanzar hacia un modelo de atención sanitaria centrada en la persona. Por ello, es imprescindible actualizar la gestión de las farmacias, ofreciendo más servicios e implementando nuevas tecnologías que permitan mejorar la coordinación entre niveles asistenciales.

¿Qué significa farmacia asistencial?

El farmacéutico es el profesional sanitario más cercano y accesible a la población, por lo que su intervención es clave para mejorar los resultados de salud de los pacientes.

Acorde con las nuevas necesidades de la población, el farmacéutico no se puede limitar a la mera dispensación de medicamentos, sino que debe reforzar sus tareas asistenciales para ofrecer el máximo valor al paciente. En otras palabras, “ya no vale estar detrás del mostrador de la farmacia”.

La farmacia asistencial se basa en la prestación de servicios tales como:

Servicios orientados a los medicamentos:

  • Detección de pacientes no adherentes e intervención mediante el uso de herramientas, tales como el Sistema Personalizado de Dosificación.
  • Seguimiento farmacoterapéutico y detección de problemas relacionados con la medicación.
  • Resolución de dudas y asesoramiento sobre los tratamientos.

Servicios orientados a la promoción de la salud

  • Determinación de parámetros clínicos y antropológicos.
  • Prevención de enfermedades mediante cribados.
  • Educación sanitaria.

Uno de los servicios más importantes para mejorar la adherencia terapéutica y promover el seguimiento farmacoterapéutico es el Sistema Personalizado de Dosificación (SPD). Mediante este servicio, el farmacéutico organiza los medicamentos de cada paciente por día y hora en envases tipo blíster o bolsa, de forma periódica e individualizada. Es decir, garantiza la toma correcta de los medicamentos prescritos por el médico y disminuye los errores por confusión.

Para conseguir el éxito en todos estos servicios, es necesario eliminar la barrera del mostrador y conseguir una buena relación farmacéutico-paciente, basada en la confianza y la empatía. Para ello, el farmacéutico debe emplear la escucha activa, con el fin de conocer qué preocupaciones tiene el paciente y poder proponer soluciones.

El paciente empoderado

Un paciente empoderado es un paciente informado y con pensamiento crítico, capaz de autogestionar su enfermedad. Se ha demostrado que un paciente crónico implicado en la gestión de su salud obtiene mejores resultados terapéuticos.

Por este motivo, y dado el aumento de la prevalencia de pacientes crónicos, es necesario que el farmacéutico forme a sus pacientes sobre sus enfermedades mediante programas de educación sanitaria.

En definitiva, la farmacia asistencial ofrece el máximo valor al paciente y, a su vez, contribuye a que el paciente participe activamente en la gestión de su enfermedad.

Coordinación entre niveles asistenciales

Otro requisito imprescindible para potenciar los servicios farmacéuticos es implementar nuevas tecnologías que permitan mejorar la comunicación entre niveles asistenciales.

Una buena comunicación es clave para ofrecer una asistencia sanitaria centrada en el paciente y, como resultado, mejorar los resultados de salud. Por este motivo, en los últimos años, se ha impulsado la creación de sistemas informáticos para centralizar toda la información relativa a los pacientes y sus tratamientos. De esta forma, tanto la residencia, como la atención primaria y la oficina de farmacia tienen acceso a la misma información y pueden realizar acciones conjuntas en beneficio del paciente.

Estos sistemas informáticos permiten mejorar el ciclo del medicamento, desde la gestión de cambios de medicación y actualización de recetas, hasta la validación farmacéutica y el seguimiento farmacoterapéutico, gracias a la intervención coordinada de los tres actores.

Además, toda la información queda registrada en el sistema informático y es accesible por la residencia, el centro de atención primaria o la farmacia en todo momento. Este modelo de atención sanitaria consigue monitorizar la evolución del paciente y aplicar mejoras en caso necesario.

En conclusión, una buena comunicación entre niveles asistenciales consigue evitar hospitalizaciones innecesarias y ahorrar costes para el sistema sanitario y, en definitiva, mejorar la calidad de vida de los pacientes polimedicados.